En un mundo donde la ofensa, la traición y el orgullo parecen ser moneda corriente, algo del día a día, hablar del perdón puede sonar débil o incluso ingenuo, es decir donde se ve como algo de pendejos.

Para quienes seguimos a Cristo, perdonar no es una opción, es algo a los que Jesús nos llama. Y más aún: es una llave que abre el corazón de Dios hacia nosotros. Jesús nos enseñó claramente: "Perdonen, y serán perdonados" (Lucas 6, 37).

Esta verdad no es solo una enseñanza más; es algo que debemos hacer propio y vivir en nuestro día a día.

¿Qué significa perdonar?

Perdonar no es olvidar mágicamente lo que pasó ni justificar lo injustificable. Perdonar es tomar la decisión de no guardar rencor, de soltar la herida para que no siga envenenando tu alma. Es un acto de valentía espiritual: mirar la herida de frente, entregársela a Dios y elegir amar más allá del dolor. Por que quien no perdona no le hace un mal al ofensor, se hace un mal el mismo.

Como jóvenes, estamos llenos de pasión, ideales y sensibilidad. Pero también enfrentamos decepciones, heridas familiares, amistades que se rompen, incluso traiciones. Jesús, que también fue joven, conoció el dolor del rechazo. En la cruz, perdonó a quienes lo maltrataron, mostrándonos el camino que conduce a la resurrección: el perdón es vida, el rencor es muerte. Perdono a Pedro por negarlo y nos perdona a cada uno de nosotros siempre que le pedimos Perdón. 

¿Por qué perdonar?

Porque Dios nos perdono primero, fácil.

Todos hemos fallado. Pero Dios, en su infinita misericordia, no nos da la espalda. Jesús murió por nosotros aun sabiendo nuestras faltas. ¿Cómo no perdonar si hemos sido tan perdonados?, es como de hipócritas el pedirle perdón a Dios y no perdonar a nuestro hermano, a nuestro prójimo al que Jesús nos mando a Amar como a nosotros Mismos.

Tambien porque libera el corazón

"Guardar odio es como beber veneno esperando que el otro muera" dice una famosa frase que se le atribuye a Nelson Mandela y otros autores. El perdón, en cambio, sana el alma, rompe cadenas y abre la puerta a la paz interior. El perdón Libera.

Y porque el perdón transforma relaciones

Cuando perdonas, das una oportunidad a que el amor venza. A veces la otra persona no cambia, pero tú sí: te haces más fuerte, más libre, más parecido a Cristo.

¿Y si me cuesta perdonar?

No estás solo. Perdonar no es fácil, pero es posible con la ayuda de Dios. Ora por esa persona que te hirió. Pide al Espíritu Santo que sane tu herida. Recuerda que el perdón es un proceso, y Dios camina contigo en cada paso.

En el Evangelio según Mateo, Jesús dice claramente:

“Si ustedes perdonan a los demás sus ofensas, también su Padre celestial los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará” (Mateo 6, 14-15).

Esto no es una amenaza, sino una invitación: el perdón que damos abre el corazón para recibir el perdón de Dios.

Un reto para tu vida

Hoy, Jesús te llama a amar de una manera radical. Te invita a elegir el perdón por encima del resentimiento, la misericordia por encima de la venganza. Es un reto contracultural, pero profundamente Cristiano.

Esta Noche haz un examen de conciencia, pregúntate:

¿A quién necesitas perdonar?

¿Hay alguien que te haya herido y aún guardas rencor?

¿Has pedido perdón cuando tú fuiste el que falló?

Dios no espera que lo hagas solo. Él está contigo. En la confesión, en la Eucaristía, en la oración… te da la gracia para hacer posible lo que parece imposible.

Joven, el mundo necesita testigos del perdón. No hay revolución más grande que la del amor misericordioso. Perdonar no te hace débil; te hace libre, te hace semejante a Cristo. Y al perdonar, abres las puertas del cielo para ti.

Perdona, para ser Perdonado 😀🙏